CLÍO EN CARACAS: (Editorial).
He iniciado este blog para
compartir con el amable lector, a quien expreso por adelantado mi gratitud por
la gentileza de ocupar su tiempo y atención en esta página, mis opiniones
respecto a los diversos temas que desde aquí abordaremos sobre el complejo
pasado de Caracas. Me estimula la realización de esta tarea, no sólo la
relevante circunstancia de haber ejercido por casi dos décadas el honroso cargo
oficial de Cronista de la Ciudad, también lo es y no en menor cuantía, al hecho
de haberme ejercitado como un historiador profesional cultivando el espíritu
crítico del oficio, en los recónditos intersticios y laberintos que reclama la
historia de la ciudad para su comprensión en sus cuatro centurias y media de
vital existencia. Confieso que, si en algún momento me extravié, no fue por la
prevalencia de la duda, sino por la emoción que despertó en mí, el haber determinado
en algunos momentos estelares y cotidianos, cómo el caraqueño hizo su historia sin
complejos y con una determinación inusitada y sorprendente.
Esperemos pues que lo que aquí
expondremos en adelante, sea no sólo un estímulo concientizador, aspiramos del
mismo modo que reanime el debate o la controversia, siempre y cuando sean
preámbulo al entendimiento para la conquista de un mejor conocimiento sobre
aquellos aspectos de la historia de la ciudad, que aún esperan por un rayo
luminoso para despejar la ignorancia, la duda y los dogmatismos que hasta ahora
suplen la verdad de lo acontecido. Esa es en propiedad la tarea que los
historiadores tienen con la ciudad, y al cumplirla a plenitud sin duda estarán
gratificando su oficio muchas veces cuestionado por la falta de honestidad,
ética y a lo sumo idoneidad profesional, que en ciertas circunstancias han sido
echadas en falta y en consecuencia requeridas o increpadas, según sea el caso.
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