EL DÍA DE CARACAS UNA TRADICIÓN HISTÓRICA QUE CELEBRAR


         Este 25 de julio Caracas cumple 453 años de haberse fundada por Diego de Losada bajo el nombre de Santiago de León. Este nombre primigenio de la ciudad, se debe en buena medida, a los “mágicos poderes” que los españoles del siglo XVI, le atribuían al Apóstol Santiago desde mucho antes a la conquista del valle de Caracas; vale decir, de cuando la emblemática y mítica figura del Apóstol, se hace el Patrono de las Españas tras haber intercedido en la expulsión de los Moros que tenían unos ochocientos años de dominación en la península ibérica. Dicho esto, es preciso entonces recordar que, para la conquista del valle llamado también de Los Toromaimas, fue perentorio para los españoles también invocar la intersección “divina” del Patrono Principal Santiago, para poder doblegar la férrea resistencia que, por algunos años, le plantaron las diversas etnias aborígenes que eran conocidas indistintamente, como indios Caracas. Por alguna razón que aún no ha sido bien establecida, los primeros habitantes de esta ciudad, muy tempranamente prefirieron usar el gentilicio de caraqueño que el de santiaguense, que digamos, quedó sólo en custodia del Ayuntamiento para emplearlo en la nutrida documentación de su burocracia colonial, que hubo de suplantar la republicana a partir de 1811. Es así que, con exclusividad, la invocación en las actas de sus sesiones asentadas en los libros del Cabildo, siempre comenzaba con la fórmula legal: “En esta ciudad de Santiago de León de Caracas” 

        El Cabildo como institución política que siempre representó a la ciudad ante las demás instancias del orden colonial, entre una de las muy diversas y complejas responsabilidades que debía cumplir, estaba desde luego cada 25 de julio, la solemne celebración del Día de Santiago, Patrono Mayor de la ciudad. Eran pues las llamadas Fiestas de Santiago ocasión para homenajear pomposamente, tanto a la santa deidad como a la misma ciudad que llevaba su nombre desde su fundación por votos comprometidos por el propio Diego de Losada antes de concretar su conquista. Así que las fiestas de votos de Caracas que también eran conocida como de tabla, las presidia como es natural la reverenciada figura de Santiago por ser, reiteramos, su Patrono Mayor, junto a otros santos menores que con el tiempo constituirían su afamado santoral. El Lugar de concurrencia para la celebración de tal solemnidad, era desde luego la iglesia Catedral donde debían hacer acto de presencia los cabildantes en pleno, el Gobernador y Capitán General y los restantes representantes políticos, militares y religiosos. Presidia el acto el regidor más antiguo del Cabildo en su condición de Alférez Mayor, quien era el encargado de llevar por las calles principales de la ciudad, el estandarte o pendón de la ciudad, contentivo del escudo de armas y la imagen de Santiago. Luego de un breve recorrido precedido por el pendón y las autoridades en su marcha a la Catedral desde el Ayuntamiento, a recibir el agua bendita y escuchar la correspondiente homilía, la gente de pueblo, concluida la ceremonia, ocupaba la Plaza Mayor y otros espacios para asistir a la llamada fiesta de cañas y toros; comedias y danzas teatrales al aire libre; músicos y titiriteros aquí y allá. La jornada del día concluía con un atronador espectáculo de fuegos artificiales que debía escucharse cuando ahogaba el tañer de las campanas de iglesias y ermitas en toda la bucólica ciudad de los tiempos coloniales.

          La fiesta de Santiago que insistimos también es de la ciudad, ha sido del interés de historiadores, pero especialmente del quien fuese el primer cronista oficial, Enrique Bernardo Núñez. Fueron sus  trabajos en 1950 que pusieron en claro la importancia y significado de la Fiesta de Santiago, así como su complejidad al estar asociada con otras asuntos que tenían que ver con ella, como por ejemplo, con el caso de la fundación de la ciudad y su fidelidad con el  Rey; algunas tradiciones cabildantes como lo era las potestades atribuidas a su Alférez Mayor o Regidor Decano con relación a la misma ceremonia, pero al propio tiempo, con las fiestas de tablas o votivas de Caracas; en cuya celebración convivían las sagradas liturgias con las mundanas costumbres festivas populares de dar rienda suelta a su natural algarabía a la hora de celebrar regocijos  públicos.1              
          
    El Día de Santiago no estuvo exento de olvidos durante el prolongado período colonial. Ello fue advertido por el propio Cabildo a principios del siglo XVIII cuando sus miembros parecen haber olvidado asistir como era de su obligación a las fiestas de tablas, llamadas así porque a la entrada del Consistorio, se exhibía una lista de las ceremonias religiosas para recordar la comparecencia obligatoria de los señores cabildantes. Para resumir, hubo la necesidad de rehacer las fechas de tales celebraciones rastrillando en el viejo archivo del Ayuntamiento para poder cumplir con el sagrado compromiso. Muchas fueron las comisiones creadas para conseguir el cometido que se llevó lo suyo. Como consecuencia de aquella fatigosa búsqueda de rehacer el listado de aquellas fiestas religiosas, uno de los integrantes de esas comisiones, el regidor Joseph de Oviedo y Baños, con innata vocación de historiador, hubo de aprovechar la oportunidad para extraer datos del archivo histórico que posteriormente le permitieron escribir su afamada obra Historia de la conquista y poblamiento de la conquista de la Provincia de Venezuela, que dio a conocer en 1723. Por primera vez se escribe la historia de Caracas a la que piropeó con la bella metáfora de: “La Ciudad de la Eterna Primavera”. Además, Oviedo dejó en el archivo un índice de su contenido que fue publicado en los años setenta del pasado siglo XX, con el erróneo título de Tesoro de Noticias, pues Oviedo, jamás tituló este índice documental. Lo interesante de este asunto ha de concretarse con la vuelta a la celebración del día de Santiago cada 25 de julio hasta la extinción definitiva del orden colonial en 1821.

          La República al establecerse definitivamente en 1830 desde luego trató de desprenderse de todo aquello que recordara o simbolizara el antiguo régimen y la Fiesta de Santiago no sería una excepción. Sin embargo, las pretensiones hispanofóbicas del Estado, debieron depurarse ante la resistencia del legado cultural colonial que había dado rostro a las costumbres y tradiciones a la ciudad y los caraqueños, pues no era dado sustraer de la memoria histórica, toda aquella simbología de forma automática. Como ejemplo, el símbolo del primigenio león de Caracas lo emplearon para el sello de la Junta Suprema de Caracas, así también podría señalarse que muchas plazas y pilas de agua públicas de la ciudad, continuaban ostentando esa figura del león rampante como señal de identidad de la ciudad, aunque ya la imagen de Santiago se había esfumado de la memoria colectiva caraqueña. Cuando a fines del siglo XIX  el doctor Arístides Rojas, con motivo del Centenario del Nacimiento del Libertador, resucite por así decir, el viejo pendón colonial de la ciudad, que será exhibido por el gremio de sastres de Caracas, se reactivarán en la memoria colectiva los viejos símbolos desaparecidos que eran o hacían alusión a la fiesta de Santiago; estos símbolos y otros objetos de recordación, serían expuestos en el viejo convento de San Francisco y el Museo Bolivariano situado este último al norte de la Plaza Bolívar. Ya comenzaba entonces a despertar en Caracas, eso que llaman conciencia histórica que traspasa las barreras del tiempo y tal vez sus prejuicios, en beneficio de valores humanos más cohesionantes y definidores de los pueblos. Con la celebración del Centenario del 19 de Abril de 1810, las miradas serán puestas con mayor atención en la historia colonial de la ciudad, lo que suponía que la Fiesta de Santiago debería tener algún interés para las nuevas generaciones de caraqueños. La ciudad aún presentaba parte su interesante arquitectura colonial. 

         En el curso de las siguientes cuatro décadas del pasado siglo XX, fueron apareciendo en la ciudad grupos e individualidades intelectuales que centraron su interés en el pasado caraqueño, dando lugar a muchas actividades culturales que promovieron la aparición de una nueva fiesta los 25 de julio de cada año con el nombre del Día de Caracas hasta su oficialización en 1946. Nos estamos refiriendo entre otros, a los Amigos de Arte Colonial el cual lo integraban coleccionistas de objetos históricos, anticuarios e intelectuales, así como algunos mecenas de la ciudad. Del propio modo, periodistas como Lucas Manzano y fotógrafos de la calidad de Ricardo Razetti, dieron gran impulso a estos eventos con artículos y exposiciones fotográficas alusivas a la celebración de la fecha aniversaria de la fundación de la ciudad cada 25 de julio. El Teatro Municipal y el Museo de Bellas Artes en ocasiones sirvieron para presentar eventos donde se exponían una variedad de documentos, bibliografía histórica y literaria, objetos, pinturas y fotografías de la vieja ciudad el día de su onomástico. Estos encuentros venían por lo general acompañados de charlas o conferencias sobre diversos asuntos de la historia de la ciudad a la cual desde luego la asistencia era generalizada.

          Aparte de este movimiento precursor, también encontró el Día de Caracas estímulos con la promulgación de la ley de Protección y Conservación de Antigüedades y Obras Artísticas de la Nación en 1945, como la creación de la Junta Nacional Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación, y por último, la Ordenanza Sobre Defensa del Patrimonio Histórica de la ciudad de Caracas (1944), la cual a su vez contempló la creación del cargo de Cronista Oficial de la Ciudad en 1945. Todos esos poderosos recursos terminaron por robustecer la toma de conciencia histórica por los ciudadanos, que veían desaparecer importantes vestigios y símbolos de la historia producto del desenfrenado afán de modernización de la ciudad; por ello es obvio encontrar en los términos de la legislación creada, las explícitas intenciones de conservar y proteger. Es en este contexto,  cuando Enrique Bernardo Núñez, quien había sido electo como primer Cronista de Caracas, interpreta acertadamente las voces que clamaban, desde décadas atrás, rescatar la vieja costumbre de festejar a la ciudad que con mucha nostalgia venía observando, cómo “los polvos del progreso” iban aniquilando cuanto vestigio histórico arquitectónico encontraban a su paso, como lo fue por ejemplo, la demolición de la casa de prócer Francisco de Miranda en la esquina de Padre Sierra, o la sede del Museo Colonial de la esquina de Llaguno, que era uno de los sitios más emblemáticos de la historia de la ciudad de Caracas. La idea contemplaba entonces, celebrar el aniversario de la fundación de la ciudad, lo que al propio tiempo, era un reconocimiento a los pueblos originarios que los conquistadores, genéricamente, denominaron indios Caracas; como también a esos mismos conquistadores y las subsecuentes generaciones de caraqueños herederos y hacedores de la historia de la ciudad.

          El Día de Caracas es expresión de esos propósitos y consecuencia de tales esfuerzos que invirtieron los mismos caraqueños. El reconocimiento oficial de esta celebración cívica, podríamos fecharla en la víspera del aniversario 379 de la fundación de la ciudad, cuando el 8 de julio de 1946 el Cronista de la Ciudad, sometió a la consideración del Gobernador del Distrito Federal, para entonces el doctor Gonzalo Barrios, para conmemorar la fecha aniversaria realizando varios eventos alusivos como conciertos, pruebas atléticas y otros actos que se complementaron con los que ya era una costumbre realizar ese día. Tal iniciativa desde luego fue respaldada con un correspondiente decreto de la Gobernación del 20 del propio mes de julio y el respaldo de la Academia Nacional de la Historia que se sumó a esta iniciativa. El Concejo Municipal del Distrito Federal, cuesta creerse, lo refrendó dos años después, es decir, en 1948.  

          El Día de Caracas a partir de entonces, se reincorporó a las efemérides oficiales que debía celebrar el Concejo Municipal cada 25 de julio, y así podría decirse porque ello se verificó hasta el cierre de la década de los años sesenta, cuando se festejó a lo grande en 1967 el Cuatricentenario de Caracas, que daba cuenta de un balance histórico de cuatro siglos de existencia de la ciudad. Es difícil explicarlo, pero en la década siguiente, la obligación del festejo del Día de Caracas por parte de la institución municipal, fue menguando hasta su extinción, dejando un vació como el que ocurrió en la ciudad a principios del siglo XVIII cuando desapareció el Día de Santiago. Mi antecesor en el cargo del Cronista de la Ciudad, el doctor Juan Ernesto Montenegro, de grata recordación, luego de impulsar nuevamente la efeméride, se hizo la pregunta de rigor, pero de forma inversa; es decir, cuando comenzó a celebrarse modernamente el Día de Caracas, sin hallar una respuesta satisfactoria a su pertinente inquietud. Quien suscribe, como quedó dicho, tuvo la fortuna de determinar con exactitud cuándo y porqué de la celebración, dejando para otro momento, explicar las razones de su desvanecimiento en las obligaciones de la institución municipal de continuar con esta importante tradición histórica en nuestra ciudad. En el interín, me ocupé de concluir un trabajo sobre las principales fiestas públicas en la historia de la ciudad que titulé: Fiestas de la Identidad Caraqueña: Santiago, San Simón y el Día de Caracas, en homenaje a los 450 Aniversario de la fundación de la Ciudad en el año 2017. Huelga decir, que el Ayuntamiento por mezquinos y contrarios intereses políticos, desestimó la publicación de la obra como se había comprometido con el suscrito, cuando ejercía el honroso cargo de Cronista de la Ciudad.2  La consigna oficialista era entonces y sigue siendo, que los 25 de julio en Caracas, “¡No hay nada que celebrar! “ …..   

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1-Véase entre otros: Enrique B. Núñez. “Los pendones de Santiago de León de Caracas” en: Fundación de Santiago de León de Caracas. Véase también, Guillermo Durand: “El Escudo de Armas de Caracas” en: Fragmentos del Pasado caraqueño. y “El Escudo de Armas” en: Caracas en 25 Escena y Fiestas de la identidad caraqueña: Santiago, San Simón y Dia de Caracas. (inédito).

2-Véase: Juan E. Montenegro “El Día de Caracas” en: Crónicas de Santiago de León. p.460


Guillermo Durand G.
VI Cronista de la ciudad de Caracas.
                                                               


Nuestra Señora de Caracas. (anónimo):  imagen de la ciudad de mediados del siglo XVIII. En primer plano y al margen izquierdo, el Apóstol Santiago, relegado del sitial prominente por la Virgen de La Luz como Patrona Mayor. Abajo la ciudad de los Techos Rojos. El Apóstol volvería a ocupar su sitial después que la ciudad deje de llamarse Ciudad Mariana de Caracas en 1767.


FUENTES:

DURAND GONZALEZ, Guillermo. Fragmentos del pasado Caraqueño. Caracas, Instituto Municipal de Publicaciones de la Alcaldía de Caracas, 2007.
________________, Caracas en 25 Escenas. Caracas, Fundarte, 2002.
________________, Fiestas de la identidad caraqueña: Santiago, San Simón y Día de Caracas. (Inédito).
MONTENEGRO, Juan Ernesto. Crónicas de Santiago de León. Caracas, Imprentas Municipal. 1997.
NUÑEZ, Enrique Bernardo. La Fundación de Santiago de León de Caracas, Caracas, Tip. Vargas, 1955.          

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