LA FIESTA DE LA BAJADA DE LOS REYES EN CARACAS: EL ULTIMO ACTO DE LAS PASCUAS EN LA CIUDAD.


La fiesta conocida en nuestra ciudad como “La Bajada de Reyes” no resulta fácil precisarla. Aunque sabemos que el misterio de la Epifanía era algo que los caraqueños celebraban desde que la Adoración de los Reyes entró en escena con los espectáculos de los nacimientos que se representaban con marionetas en los corrales de las casas a mediados del siglo XVIII, existen indicios que, como fiesta particular cada 6 de enero, hubo de aparecer a finales de esa misma centuria. Decimos esto porque la fiesta propiamente dicha de los Reyes Magos en España comenzó a realizarse en el siglo XIX, por lo que nos resulta curioso que en Caracas se hable de ella un poco antes.1 Según el inquieto cronista Lucas Manzano, fue bajo el compromiso de una promesa de Don Miguel de Jauregui, que hacía cumplir con puntualidad, donde se halla el origen de la fiesta de La Bajada de Los Reyes a fines del siglo XVIII. El epicentro era la casa de Don Miguel de la esquina de Camejo donde se hacían los preparativos de la celebración con muchos días de antelación, a los efectos que el acto fuese tanto vistoso como alegre. Así nos cuenta que:

Don Miguel en cumplimiento de promesa hecha por sus antepasados, congregaba durante la segunda mitad del mes de diciembre unos cuantos individuos para seleccionar el equipo que el 6 de enero había de caracterizar los Tres Reyes Magos. Luego de someterlos a pruebas en el fondo de su residencia, preparaba su ensayo general que tenía efecto el último día de diciembre, bajo las demostraciones de contento de sus invitados y la algarabía de la ‘barra’ cantando frenéticamente: ‘Los Tres Reyes Magos vienen del Oriente con su taparita llena de aguardiente’ y el inevitable grito zalamero para el noble señor. A esto respondía Jauregui obsequiándoles el guarapo fuerte que apuraban los curiosos, hasta concluir con una borrachera maraca fenomenal”2

Justamente frente a la residencia de Miguel Jauregui, tenía su casa y negocio quien le dio el nombre a la esquina, Don Antonio Pedro Camejo. Este fue un maestro artesano dedicado a fabricar materiales de construcción, ladrillos, bloques, tejas y otros complementos necesarios en la confección de casas. Su alusión no sólo está vinculada a que legó en vida su apellido a la esquina, también porque sus hijas, al parecer, se involucraron con el tiempo en organizar desde su casa la afamada celebración de la Bajada de los Reyes.3 El espectáculo no solo consistía en sus comienzos en una cabalgata de los magos seguidos por la multitud hasta las orillas del río Guiare al Sur de la ciudad, también fue complementada posteriormente con la escenificación de obras alusivas a la adoración de los Reyes Magos, primero interpretadas por actores improvisados para luego recaer en profesionales. El teatro de Maderero y Caracas, por ejemplo, fueron escenarios para estas obras el Día de Reyes. La celebración de esta festividad fue de tanta importancia que reclamaba la presencia del presidente de la república, como lo fueron sus tres primeros mandatarios, Gral. José Antonio Páez, el Dr. José María Vargas y el Gral. Carlos Soublette. En una ocasión se sabe que asistieron los tres junto con una distinguida y concurrida comitiva.

Melchor, Gaspar y Baltasar son los Reyes Magos cuya celebridad se encontraba ya exaltada por la liturgia y la iconografía católica medieval. Al principio se inspiró obviamente en la adoración de los Reyes, cuya escena es la entrega de regalos al Niño Dios; es decir, el oro, la mirra y el incienso. Sin embargo, no será sino hasta el Renacimiento cuando se alcance un verdadero conocimiento popular de la figura de los reyes Magos, al expandirse en la cristiandad sus figuras y se encuentren representadas en ellas, todas las razas que para entonces se pensaba se componía el mundo, especialmente al estar incluida la negra simbolizada ahora en el rey Baltasar. En estos términos resume Pepe Rodríguez, en su extraordinario libro, la puesta en escena de los Reyes Magos en los ritos de la navidad en Europa:

“En Occidente, en cambio, no comenzó a celebrarse la adoración de los magos hasta el siglo V, y entonces, dado que ya se había fijado la Navidad el 25 de diciembre, se decidió separar ambas festividades y se reservó el 6 de enero para conmemorar la Epifanía, la manifestación de Jesús-Cristo al mundo a través de los magos de Oriente (…) Para los cristianos, tanto orientales como occidentales, esta festividad siempre ha mantenido una gran importancia en el calendario litúrgico y la tradición civil.

La tradición de los Reyes Magos como generosos proveedores de juguetes y regalos a los niños es relativamente reciente y sólo fue adoptada en unos pocos países latinos, arraigando particularmente bien en España. El convertir su conmemoración en una fiesta infantil tuvo la finalidad de competir con la muy establecida tradición de san Nicolás (…) Los Reyes Magos no comenzaron a traer juguetes a los niños hasta mediados del siglo XIX, con anterioridad sus regalos se limitaban a cosas relacionadas con las necesidades de la vida cotidiana antes que con las del ocio.” 4

Volviendo a nuestra recoleta ciudad, hemos de advertir que, a la celebración de los Reyes Magos le precedió la fiesta de los Santos Inocentes (28 de diciembre) que tanta alegría hizo desbordar por las calles de Caracas, en especial en el pueblo de El Valle en el curso de la segunda mitad del siglo XVIII. Cabe recordar que el vínculo está, precisamente, circunscrito al relato bíblico según el cual, Herodes mandó a matar a todos los niños ante el supuesto incumplimiento de los Reyes Magos de no revelarle el lugar donde se hallaba el que se convertiría en el rey y lo destronaría; es decir, el Niño Dios.

La adoración de los Reyes estuvo simbolizada, como acabamos de ver, en la entrega de regalos. Este fue entonces lo que de alguna manera se trató de representar en las festividades, luego de probar algunas experiencias de tablas y zafarranchos. En Caracas comenzaron simplemente como un tributo a quienes fueron condescendientes según la tradición con el Niño Dios, realizando fiestas más parecidas al “paganismo” por sus excesos, que una ofrenda apegada a los cánones de la iglesia católica, pues sólo contemplaba una cabalgata de los supuestos magos, consumo de alcohol, diversión, estallido de fuegos artificiales, para luego hacer representaciones en los teatros alusivos al tema en cuestión. Sin embargo, después de haberse extinguido la apoteosis de estas fiestas cuando eran celebradas en la esquina de Camejo, parece que mutó a la entrega de obsequios entre los caraqueños en la cual quedaron excluidos los niños, de modo que los Reyes Magos no fueron un exclusivo referente para la entrega de juguetes, como lo sería con posterioridad entre nosotros, el Niño Jesús en la Noche Buena. No obstante, bien sabemos que, en los sectores más pobres de la ciudad, donde no había regalos el 24 de diciembre, esos niños muy pobres perdían el sueño esperando el Día de Reyes para contentarse con un seguro presente que recibirían de los bondadosos y obsequiosos magos. He ahí el sentido que cobra la tradición de la celebración de los Reyes Magos difundida por la iglesia católica, en relación al arraigo de la conmemoración, esto es el tributo ofrecido al Niño Dios.

Debe tenerse presente que el boom de los regalos en navidad en la ciudad de Caracas, será cuando las condiciones y el nivel de vida se hagan presentes, gracias al despunte económico que apuntaló la explotación petrolera en el país a partir de 1917, como las reformas políticas que se introducen en la sociedad, muy especialmente, después de superar los traumas del férreo régimen gomecista (1908-1935). La modernización de la ciudad, la expansión del comercio, las reformas socioeconómicas de carácter popular, entre otros factores, posibilitaron en líneas generales una mayor riqueza circulante y la inversión de parte de ella, en el disfrute de las fiestas pascuales que dieron lugar entonces a la posibilidad de arraigo del intercambio de regalos, algo que comenzaría en Caracas en la celebración del día de Reyes, pero que en las últimas décadas del pasado siglo XX, fue desbordado por el entusiasmo de las fiestas navideñas en el entendido que cualquier día del mes de diciembre es bueno para los obsequios.

Hoy el Día de Reyes en cierta forma pasa sin pena ni gloria en nuestra ciudad. En el pasado está sus momentos de apoteosis festiva representado en las cabalgatas que partían de la esquina de Camejo hacia las orillas del río Guaire, acompañada de un nutrido y alborotado séquito de “moros y cristianos”. De las obras teatrales que se escenificaban antes de tomar la calle que hacían reír a todos los concurrentes al espectáculo. Tal vez entre un dejo de nostalgia también, en aquellos corazones que recibieron presentes por sus seres queridos ese día, o bien que siendo niños encontraron el juguete esperado, junto al nacimiento o bajo la cama, luego de la decepción de no hallarlo el 24 de diciembre por “incumplimiento de contrato” del Niño Jesús. Cuesta creerse, pero si alguien pregunta en la víspera, cuándo es el Día de Reyes, es porque está interesado en saber si es un día feriado para eludir cualquier responsabilidad que le corresponda. Por último, creo que es pertinente emprender un estudio sobre esta fiesta que fue tan esperada y celebrada en nuestra ciudad hasta bien entrado el siglo XX.


Vieja estampa de la Esquina de Camejo. De aquí precisamente surgió la tradicional fiesta de “la Bajada de los Reyes” de fines del siglo XVIII hasta mediados del siguiente.


Guillermo Durand G.

VI Cronista de la Ciudad

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1Pepe Rodríguez. “Los Reyes Magos, una existencia tan cambiante como antigua” en: Mitos y Ritos de la navidad: Origen y significado de las celebraciones navideñas. Pp. 60-61.

2Lucas Manzano. “Los Reyes Magos y la esquina de Camejo” en: Tiempo Viejo. El Universal. Enero 7 de 1945.

3Carmen Clemente Travieso. Las Esquinas de Caracas. p. 71 y ss.

4Pepe Rodríguez. Ob.cit. Ídem.


FUENTES BIBLIOGRAFICAS:

CLEMETE TRAVIESO, Carmen. Las esquinas de Caracas. Caracas, Editorial Ancora, 1956.

DURAND GONZALEZ, Guillermo. Plaza Diego Ibarra. Reseña Histórica. Caracas, Fundarte, 2011.

GARCIA DE LA CONCHA. José. Reminiscencias. Vida y costumbres de la vieja Caracas. Caracas, Ernesto Armitano, editor.

MANZANO, Lucas. “Los Reyes Magos y la esquina de Camejo”. El Universal, 6 de enero de 1947.

RODRIGUEZ, Pepe. Mitos y ritos de la navidadOrigen y significado de las celebraciones navideñas. Barcelona (Esp.), Ediciones B.S.A. 1977.

IMAGEN:

http://www.monedasdevenezuela.com/articulos/mercantil-banco-universal/

Comentarios

  1. Gracias por ese dosis de historia...

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  2. Aprender nuestra cultura caraqueña es vital. Igual teadiciones que se han perdido hay que recuperarlas cuando nazca la Venezuela verdadera.

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    1. Así es, mi trabajo por el momento es asegurarme de que no olvidemos nuestras tradiciones. A las nuevas generaciones les tocará recuperar y reconstruir. Ojala muy pronto vuelva esa Venezuela verdadera! .. Gracias por leer!

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  3. Mi amigo cronista Atentamente Jose Manuel Peereira

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    1. Amigo José Manuel!, un gran abrazo y gracias por pasar por aquí!

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