LOS CAMBIOS DE LOS SÍMBOLOS PATRIMONIALES DE LA CIUDAD DE CARACAS, UN ASALTO A LA RAZÓN. (A modo de alerta)



En medio de una de las celebraciones religiosas más representativas de la ciudad como lo es la del Nazareno de San Pablo, este Miércoles Santo (13 de abril) fue solapada la aprobación de la nueva ordenanza de símbolos patrimoniales de Caracas, lo cual no significa un acto de justicia o redención para los supuestos expulsados de la historia, como tanto lo venían cacareando los sectores oficialistas desde hace doce años. La verdad, es que más bien se trató de la consumación de una venganza contra las tradiciones y el pasado que atesora nuestra ciudad, en gratitud a su identidad y los hechos memorables de su historia desde que fue fundada hace cuatrocientos cincuenta y cinco años.

Entra en la cuenta de este infame despojo ideológico del pasado caraqueño, desde luego la fecha de fundación de la ciudad, que es el 25 de julio de 1567, bajo el eslogan que hizo oficial la extinta Alcaldía Mayor: “Aquí no hay nada que celebrar” que vociferara hasta el cansancio, el ya olvidado Oswaldo Barreto y el séquito de supuestos historiadores, que sin talento ni ética, se arrojaron a la malévola tarea de intentar cambiar todo el pasado de la ciudad, por una nueva interpretación histórica, que según ellos, comienza con Guaicaipuro y concluye el 27 de febrero de 1989. De allí el interés seguidamente de reforzar este fraude, bajo la excusa de “redimir a los invisibilizados” por parte de historiadores de nuevo cuño, que acudieron gustosos y llenos de odio al llamado de la revolución ensañada contra el significado del pasado de Caracas y todo aquello que se había consagrado como hechos memorables.

El propósito era y es demoler hasta sus cimientos la verdad que daba cuenta de los sacrificios y heroísmos de todos los caraqueños en su afán de hacer ciudad y hacer su historia. De allí la execración de su Escudo de Armas desde hace años del salón de sesiones de la Cámara Municipal (algo que no ha ocurrido entre otras en las ciudades de La Habana, Buenos Aires y Lima); el desprecio y negativa por celebrar el Día de Caracas, el secuestro y desaparición del León de Caracas, el ocultamiento del Pendón de la Ciudad, como también el absoluto abandono y destrucción parcial del Archivo Histórico de Caracas y otras cosas más. Buena parte de estas insignias patrimoniales y eventos históricos, han sido rememorados en las hermosas metáforas del Himno de Caracas, escrito por el recién fallecido compositor Chelique Sarabia, quien había ganado el concurso público en 1982 que promovió el Ayuntamiento; como también lo había hecho de la misma forma y circunstancia, el autor de la Marcha de Caracas, el maestro Tiero Pezzuti en 1960, cuando se conmemoró el Sesquicentenario de la Junta Suprema de Caracas. Tengo la absoluta convicción que, si los caraqueños no reaccionamos con más contundencia repudiando este despojo patrimonial a nuestra ciudad, le tocará el turno al memorable 19 de Abril de 1810, sustituyéndolo como fecha histórica emblemática por la del 4 de febrero de 1992. Ya ese intento, tercamente, se viene implementando con el mayor escándalo posible de modo de anestesiar nuestra conciencia histórica. Su propósito es convertir a Caracas en una “Ciudad Comunal” donde sobrevivamos nosotros y no ellos, porque seguirán disfrutando en otras urbes del globo, llenos de privilegios y ostentosas riquezas.
 

Mi oposición a esos irracionales cambios de nuestra historia y sus símbolos desde un principio, promovieron mi salida como Cronista Oficial hace tres en años con una ilegal jubilación. Sigo en esta lucha por la defensa de la historia y tradiciones de Caracas y no cesaré en ello, porque lograremos resarcirnos de esta ignominiosa y oscura hora que nos a tocado vivir. Para no repetir lo hecho hasta ahora, producto de las convicciones y responsabilidad que siempre me han acompañado, invito a los lectores buscar en nuestras páginas de clíoencaracas, entre otros artículos ya publicados: El Escudo de Armas de Caracas y los asechos del poder”; “El Día de Caracas, una tradición histórica que celebrar”; “Caraqueño,historia de un gentilicio”; “El dilema de Caracas en los tiempos recientes: Nuevos paradigmas ideológicos de la historia de la ciudad y los asechos del poder y Fallece el autor de la letra delHimno de Caracas José Enrique “Chelique” Sarabia. Todo ello de alguna manera ha sido mi manera de protestar contra la arbitrariedad e ignorancia, pero a la vez de iluminar a los caraqueños con un poco de historia, aunque sé que la luz en su conciencia no se ha extinguido por su innato afecto por Caracas que es de todos y para todos.

Hoy se nos dice que los indios, los esclavos negros y la mayoría de los pardos que incluye genéticamente a los anteriores estamentos sociales, han sido redimidos por la revolución chavista sustrayéndolos del olvido. Pero la verdad es que esas mayorías, se encuentran sumidos en una pobreza más atroz que en aquellos lejanos tiempos coloniales. Sus supuestos redentores revolucionarios, hoy se pasean por las exquisitas metrópolis de Europa y América, exhibiendo sus groseras y mal habidas fortunas, mejor que el hombre más rico de los tiempos coloniales en Caracas como lo fue el Conde de Tovar, el primero de la estirpe de los Grandes Cacaos; es decir, los llamados por Herrera Luque: Los Amos del Valle. Hasta ahora nadie sabe quién es el autor de ese nuevo himno de Caracas como tampoco el que diseñó el nuevo escudo. Lo que, si podemos entrever, es la falta de talento y sensibilidad en tales menesteres en la creación de los nuevos símbolos. El poeta español Antonio Machado, una vez afirmó con meridiana razón que: “Un hombre obtuso y estrecho de mente, arremete contra todo aquello que no le cabe en la cabeza” Me parece que es lo que ha aplicado para aprobar esta nueva ordenanza de símbolos patrimoniales de la ciudad de Caracas.

 

Guillermo Durand G. VI Cronista de Caracas.

 

  

Foto: Fuente de los leones en el Consejo Municipal de Caracas.

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